sábado, 5 de noviembre de 2011

Central Celeste

Al subirme al colectivo, encontré un asiento individual y me sambullí en él, sosteniendo con fuerza mi bolso me fui reclinando, el lento pero rítmico vibrar de la ciudad me fue relajando parada a parada...

Me desperté casí instintivamente antes de que el bondi llegué a mi destino, y sin embargo el colectivo no dobló donde tendría que haber doblado.
Confiado en que el colectivo iba a doblar en algún momento y retomar el camino hacia mi casa, lo dejé seguir, simulando tranquilidad. Confiaba que, como tantas otras veces, estaba en lo correcto, confiaba de que esta vez, la suerte estaba de mi lado...

Pero no, una vez más, estaba equivocado.

El colectivo atravesó el centro y empezó a alejarse, doblando a la izquierda cuando tendría que haber doblado a la derecha.
Yo, frente a las advertencias, seguía aferrado a mi necesad.
cuando el alumbrado público empezó a escasear y la oscuridad se hizo presente.
Me asusté.