domingo, 3 de abril de 2011

desarraigo


En mitad del segundo tiempo, luego de una jugada de poco riesgo, la pelota termina en corner. La chanchita Gimenez se acerca a la esquina, acomoda la pelota dentro de la cárcel de cal mientras observa a la hinchada tras las rejas, en cuero, saltando y puteando. Ve la efervescencia de ira y bronca en las caras de algunos. Le escupen por el sólo hecho de ser jugador del equipo contrario.
El resultado es anecdótico casi tanto como el gol olímpico. En ese instante colgó los botines.

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