viernes, 20 de agosto de 2010

curiosidad no instruida (4/8)

Espero que te enfermes porque sé (aunque vos todavía no seas conciente de eso) que yo voy a ser quien te mantendrá abrigada, quien preparará el desayuno y te lo llevará a la cama, sé, aunque vos aún no, que juntos disfrutaremos, tendidos en la cama, ver cómo se estrellan esas gotas en la ventana, cómo el sol se esconde tras esa coraza grisácea de nubes, cómo la claridad de la mañana se contrapone con la oscuridad del día.
No quiero verte quejarte del tiempo que está haciendo, porque presiento que vos deseas, tanto como yo, que el día siga así. Sé que con fuerzas (sin saberlo aún, sin saberlo) vas a dejar salir a flote ese segundo estornudo, sé que tus ojos hinchados, tu nariz roja y tus manos frías me esperan…

parte 1/8 ; parte 2/8 ; parte 3/8

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