jueves, 5 de agosto de 2010

ciudad distante.

Ella está ahí callada, distante, silenciosa, ausente. Escondida en la ventana que apunta hacia la rutina busca irse con el sonido que la ciudad le devuelve, evitando de esta forma que, sus ojos empapados de recuerdos, sean vistos.
El juego de contraluz sólo nos permite ver su sombra, su rostro indescifrable busca escaparse a la ciudad y así poder ignorar las lágrimas que presionan por salir. Sus ojos, se le llenan de amargura; su rostro, se vuelve cada vez más enigmático para el, y ella, al escaparse por la ventana hacia esa ciudad callada, distante, silenciosa y ausente busca fundirse en la masa anónima de los otros y desaparecer…

Estar en esa habitación le hace mal, Ella lo mira perdiéndose con su mirada en el tiempo.
Mientras anécdotas caminan por el aire, sentimientos y sensaciones se chocan en medio del silencio y de fondo suena por los parlantes: “mucho, mucho ruido”. Quizás sea mejor que la música los invada para restarle importancia. Pero la nostalgia, junto con promesas y recuerdos, desfiguran su rostro.

Enciende un cigarrillo, posa su codo en el marco de la ventana y desaparece, permitiendo de esa forma escaparse, nuevamente, de la realidad del cuarto y sin embargo no le queda más remedio que aceptar que hoy a él, le toca partir

y en el silencio sólo queda una ciudad que ya a él no le corresponde, y un futuro donde el nombre de ella no aparece.

4 comentarios:

  1. uuh...

    en nuestro caso, es otro de los instantes que sobró de anoche, instantes que siguen sobrándo.

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  2. asi al toque y sin soplar es bien ricotero, no?, si pifio mandenme un mail amenazandome, como es costumbre.

    El hombre en el castillo

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  3. Lo felicito por este escrito colega, realmente conmovedor.

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